La parte positiva de tener miedo


Hay una frase que dice que el truco de los valientes es no decir que tienen miedo (creo que es de una peli, pero ahora mismo no recuerdo mal). El caso es que, como muchas de esas frases que pasan por nuestra vida sin pena ni gloria, es una verdad verdadera. No hay una fórmula secreta que nos haga ser valientes, que impida que sintamos miedo de vez en cuando, porque la fórmula es el secreto en sí. Es cierto que a veces tenemos que echarle valor si queremos conseguir/hacer algo, pero en la mayor parte de las veces, incluso cuando nos decidamos a ello, incluso cuando estemos siendo valientes, estaremos teniendo miedo. Y dejadme que os diga algo desde éste, mi humilde blog: no pasa nada.

Tener miedo nos hace humanos. Es una reacción que tiene que ver mucho con el instinto y poco con la razón, por tanto es algo que no podemos controlar. Y sin embargo, es algo que nos empeñamos en controlar siempre (ay, qué cruz), ya sea miedo al fracaso o miedo al éxito, ya sea miedo a perder algo o a ganarlo, ya sea miedo a sentirnos mal, vacíos y tristes o miedo por defraudar a los demás. Pues aunque no lo creas, tener miedo también tiene su parte positiva.

Generalmente sentimos miedo porque pensamos que algo malo va a suceder. Pensamos que una determinada acción o decisión traerá consigo una consecuencia nefasta. Y no es malo pensarlo, porque sólo así podemos procesarlo. Si en vez de centrarnos en ese supuesto mal acontecimiento que se va a desencadenar, tratamos de centrarnos en el ahora, el miedo que sentimos comenzará a mermar. Y sí, es fácil decir que hay que centrarse en el ahora y luego lo difícil es hacerlo sin más, por eso, aquí van algunas cosas positivas que puedes pensar cuando sientas miedo y pienses que algo malo va a suceder.

¿Has detectado que sientes miedo? Bien, no te agobies y tampoco intentes distraerte, explóralo a fondo. Piensa en lo que se te viene a la mente cuando sólo te centras en tu miedo, en ese “algo malo” y, muy importante, comienza a ser consciente de que todavía no ha pasado.
Ahora plantéate lo siguiente: ¿la posibilidad de que ese “algo malo” suceda es real? Recuerda que el miedo está relacionado con el instinto y que en este punto en el que nos agobia lo que pueda pasar, nuestro cerebro no hará por distinguir lo real de lo imaginario. Intenta, pues, pensar con un poco de distancia y activar ese CLIC que haga que tu cabeza distinga las posibilidades reales de que ese “algo malo” ocurra.
Una vez analizado cuánto hay de real en tu miedo, intenta descubrir qué es lo que te da miedo de verdad: ¿tu inseguridad ante cierta situación? ¿Tu baja autoestima? ¿Tu carencia en una entrevista de trabajo? ¿El haberte equivocado en el pasado con una decisión similar?
Ahora que tienes claro qué es exactamente lo que te da miedo de esa situación, respira hondo, e intenta hacer que el monstruo se convierta en un bichito pequeño e insignificante para ello, plantéate lo siguiente: ¿merece de verdad la pena que te preocupes por ello? ¿Qué cosas puedes hacer para revertir la situación? (Algo que te puede servir en esta etapa es prepararte mejor para la situación que vas a vivir y que te da miedo, y también prepararte mentalmente para el fracaso, pensando fundamentalmente que un fracaso (o un tropiezo, como me gusta llamarlo a mí) no acaba con tu vida ni con todas tus posibilidades y convenciéndote de que volverías a intentarlo si fallas).

Acabas de procesar lo que te da miedo, de analizarlo, de ponerte en la situación y, por tanto, de superarlo. Has encontrado un camino en toda esa negrura que veías al principio, y ahora tu mente se encuentra más despejada y libre, y puede pensar en otra cosa que te agobia menos. Una vez analizado lo que te da miedo y habiendo pensado qué puedes hacer tú para superarlo, puedes distraer tu mente, sobre todo si es momentos antes de que suceda el acontecimiento (examen, entrevista de trabajo, un viaje, un evento) que creas que va a tener situaciones y consecuencias desastrosas para ti.

En su libro, “¿Por qué las cebras no tienen úlcera?”, el neurólogo y experto en estrés, Robert Sapolsky, decía lo siguiente acerca del miedo:

"A los seres humanos nos basta con imaginar que vamos a vivir una mala experiencia para pasarlo realmente mal, pues la descarga de hormonas que experimenta el cuerpo es la misma tanto si vemos un león real, como si lo imaginamos"

Esto debería invitarnos, por tanto, a reflexionar sobre nuestro miedo. Porque muchas veces no es tanto lo que pasará realmente que lo que nos imaginamos que pasaría. La imaginación, amigos, para bien o para mal, es muy poderosa. Así que en definitiva, lo ideal para enfrentarse a aquello que despierta nuestros miedos es la reflexión, pensar sobre lo que nos asusta y plantarnos de cara ante ello, puede ahorrarnos muchos malos tragos. 

Y todo esto, necesariamente, tiene la parte positiva de que cada vez que reflexionamos sobre aquello que nos atemoriza, conseguimos conocernos más a nosotros mismos y aprendemos a enfrentarnos a situaciones similares (porque estas cosas se repiten, por su puesto). Así que recuerda que no hay truco para ser valiente, y que lo que más valor conlleva es enfrentarnos directamente a algo que nos asusta, para superarlo y darnos cuenta de lo maravilloso que es hacer cosas de las que no nos creíamos capaces.

2 comentarios:

  1. Me gusta lo que escribes, por eso te he dado un premio en mi blog. Besos!

    ResponderEliminar

Di: "Hola" y deja tu comentario :)

Blog propiedad de Alicia Gil (Alice Gilmore). Con la tecnología de Blogger.