Los ojos amarillos de los cocodrilos


Me enfrento a esta reseña de Los ojos amarillos de los cocodrilos, con el sabor agridulce que me ha dejado el libro. No porque el final fuera así, sino porque el libro en general no ha cubierto todas las expectativas que mi cabeza había preparado para él, no ha terminado de tocarme ésa fibra que necesito para que algo se me remueva por dentro y no ha terminado de calarme. Mi relación con él ha sido un verdadero quiero y no puedo. Quería que me gustase, que la historia me enganchara más, que los personajes me conquistaran... pero no.

Esta historia iba a ser una historia de superación personal, de búsqueda de la felicidad y superación del dolor y el desamor, de corazones rotos que se pegan y de las relaciones entre madres e hijas y entre hermanas.   Era una buena premisa, y quizá si hubiera estado un poco más masticada, digerida y girada de tuerca, se habría aproximado, pero realmente hay cosas que no contribuyen en nada a que esas expectativas que nos crea, se hagan realidad. Por lo menos esto es lo que me ha pasado a mí.

Así, por ejemplo, tenemos a Josephine, la protagonista, que descubre que su marido y padre de sus dos hijas, Antoine, le está poniendo los cuernos. Todo un reto que podría sacar la supermamá que lleva dentro y a pesar de eso, su personalidad, a mi juicio, manipulable y sin atisbo de carácter, lo echa todo a perder. Pero claro, da penita (te pasas todo el libro diciendo "ay, pobre"), es buena persona (aunque le falten dos kilos de sal) y resulta entrañable a veces, lo que la salva. 

Unos secundarios muy numerosos (tanto que uno a veces se pierde) y un poco ramplones y una pretensión inicial, que se queda a medio gas. Personalidades sin matices, poco creíbles, o muy buenos o muy malos. Y en esta misma historia de Josephine nos encontramos con su egoísta hermana Iris, que tampoco me ha caído bien, que le propone escribir un libro a base de sus conocimientos de historia, mientras que ella pone lo que simplemente es: su cara bonita y su fachada de mujer triunfadora. El personaje de Iris no va mucho más allá, y aunque el hecho de escribir y ser cómplice de la "farsa" de su hermana, hace que el personaje de Josephine gire un poquitito a lo que se espera de toda una protagonista coherente y bien construida, para mí se sigue quedando corta.

La forma de escribir de Katherine Pancol no me ha horrorizado ni me ha parecido mala. De hecho, tiene algunas frases épicas, de esas que quieres grabar, y algunos matices en su estilo de los que molan, aun así, creo que el "clic" que le ha faltado a esta novela para hacerme encajar con ella, no está en la forma, sino en el fondo... Y ambas cosas son igual de importantes. (De hecho, lo único que le achacaría a la forma es que me parece demasiado extenso para lo que realmente es... y bueno, alguna faltita de ortografía).

Los ojos amarillos de los cocodrilos tiene segunda (El vals lento de las tortugas) y tercera parte (Las ardillas de Central Park están tristes los lunes). De momento, no me apetecen.

3 comentarios:

  1. Una pena que una quiera que el libro de más de sí y que no sea así al final. Espero que tu próxima lectura sea mejor que esta, desde luego.

    ¡Nos leemos!

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    1. Lo cierto es que le tenía ganas y al final me quedé con ellas. ¡Gracias por pasar!

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  2. Me ha encantado tu blog! super original! besitos te invito a pasar por el mio!

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