Ese momento en el que la negatividad parece que nos puede y nos desespera, es el momento perfecto para pisar el freno y detener todos esos pensamientos que rondan nuestra cabeza. Porque, veamos, para qué sirven los pensamientos negativos:
- Para ser más inseguros.
- Para aislarnos.
- Para ser pesimistas.
- Para no dejarnos ver las cosas con más perspectiva.
- Para preocuparnos más de la cuenta.
- Para darle importancia a cosas que no la tienen.
... Y así un largo etcétera de cosas que sentimos cuando tenemos la mente ocupada por pensamientos negativos. Es cierto que siempre hay rachas, que hay que ser realistas y que no todos los días brilla el sol, del mismo modo que no todos los días podemos estar de buen humor o ser positivos, pero tendríamos que intentar ver las cosas con distancia y no dejar que esos momentos malos lleguen a condicionar los buenos. Para ello es importante:
- Pararnos a pensar (tenemos que detenernos un momento, echar el freno, sentarnos, sacar tiempo de debajo de las piedras. Ser conscientes de lo que nos ocurre y saber que nosotros somos expertos en nosotros mismos, que nos conocemos bien, que sabemos cómo enfrentarnos a lo que nos ocurre, aunque creamos que no).
- Ser consciente de lo que nos preocupa (¿qué es exactamente lo que nos preocupa?).
- Mantener las distancias (a veces estamos tan obcecados con algo, que no vemos más allá. Intentemos mirar las cosas desde más ángulos).
- Darle la importancia necesaria (¿en serio merece la pena preocuparnos de ello o quizá lo estamos haciendo en exceso?).
- Hacer cosas que nos evadan un poco (cosas que nos animen y que de verdad nos gusten, para conseguir el distanciamiento necesario).
Me gusta esta pequeña dosis de positividad :)
ResponderEliminar¡Besos!